Sarah Soriano. Coach y Promotora de Lactancia Materna, miembro de la Junta Directiva de Proyecto Nodriza
Las crisis humanitarias son situaciones que amenazan la vida, salud, seguridad y bienestar de una comunidad o grupo de personas. Estas suelen agravar los problemas prexistentes a la crisis y pueden ocurrir por razones políticas, ambientales o sanitarias. Son temporales, pero dada su gravedad sus efectos pueden permanecer en el tiempo si la asistencia no es oportuna y adecuada. En este sentido, resultan situaciones de emergencia muy riesgosas para la lactancia materna ya que la oportunidad para incidir en ella es de apenas dos años en el mejor de los casos.
Cuando una crisis humanitaria afecta la seguridad alimentaria de las madres embarazadas y lactantes de una comunidad, las consecuencias causan impacto en el largo plazo. Esto a medida que nacen niños cuyos padres no tienen acceso a los alimentos requeridos para mantener la lactancia materna y alimentarlos adecuadamente.
Estas crisis humanitarias pueden, entonces, incidir en las capacidades del futuro capital humano de la comunidad que las sufre, pues afecta el óptimo desarrollo infantil de los niños de esa comunidad, el cual comprende la ventana de crecimiento de los primeros 1000 días durante los que se crean las conexiones neuronales que servirán de base para la arquitectura del cerebro y que serán responsables de las habilidades cognitivas como las funciones ejecutivas y las de autorregulación.
En Venezuela, de acuerdo a la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hay 7 millones de personas que requieren alguna forma de ayuda humanitaria. De esos 7 millones de personas, 2.4 millones requieren asistencia en seguridad alimentaria, es decir no tienen acceso a alimentos de calidad y en cantidades suficientes para cubrir sus necesidades alimenticias. De los 7 millones, 4,5 millones serán asistidos por el Plan de Respuesta Humanitaria, de ellos 1,6 millones son niños menores de 5 años.
Por lo cual, mínimo 1,6 millones de niños que conformaran el capital humano de las próximas décadas están viendo comprometido su desarrollo óptimo debido a la inseguridad alimentaria a la que se encuentran expuestos.
Desde Proyecto Nodriza desarrollamos programas para que estos niños y sus madres sean asistidos durante los 1.000 primeros días de vida brindándoles alimentación balanceada, monitoreo nutricional, orientación para una vida saludable y la estimulación adecuada de sus hijos. De tal manera, que los niños nodriza disminuyan el número de aquellos que no están alcanzando su potencial genético para convertirse en niños, adolescentes y finalmente adultos con capacidades de aprendizaje óptimas para fortalecer el capital humano que hará de Venezuela un país próspero y lleno de oportunidades. Esa es nuestra apuesta.